a vivienda pertenece a una promoción basada en la recuperación de un edificio histórico, de fachada con composición clásicas de huecos balconeras, ventanas de madera natural, zócalo de ladrillo cara vista, con numerosos remates de molduras que, junto a las grandes alturas libres y unas zonas comunes de mármol, barandillas metálicas, y paredes interiores blancas también molduradas transmiten aire de casa palacio de principio de siglo.
El cliente requería equipar y definir unos acabados para una vivienda contemporánea, que mantuviera guiños al clasicismo del edificio, pero de tonos y acabados neutros, atemporales. La propuesta se basa en mantener el discurso de tonos blancos y molduras en pared y techos, potenciando su luminosidad, y compensando con la calidez, de un suelo de roble natural, con sutil contraste en textiles de cortinas y mobiliario. El salón lo preside un sofá que combina el tapizado tono crema, con estructura vista en madera. La cocina mantiene ese sutil contraste entre blanco y crema con un mobiliario ligeramente marcado con moldura, en contraste con tiradores metálicos en negro.
Uno del dormitorio en suite, integra un vestidor que incorpora los tonos de madera desde el suelo hasta todo el interior.
En todas las estancias, se busca el contaste elegante del negro con detalles en lámparas, elementos decorativos, o los propios espejos en baños.